Los consorcios se sostienen con base en sus activos, lo que les brinda valor agregado. En consecuencia, todo activo debe ser protegido ante una contingencia o situación que atente contra su integridad.
Ante esto, los propietarios de un consorcio deben ocuparse de realizar las inversiones necesarias que conduzcan a garantizar un nivel de seguridad óptimo en sus instalaciones, porque, además de los bienes, también se encuentran las personas que hacen vida allí.
Entre los riesgos más comunes que corre cualquier condominio, podemos mencionar estos:
Robos por parte de bandas delictivas. En este caso, lo más usual es que los ladrones ingresen a la empresa para robar objetos, vehículos o cualquier otro activo de valor.
Robos parte de un empleado, el cual puede aprovechar la confianza que se ha depositado en él, para sustraer cualquier bien perteneciente al negocio. Esto puede ocurrir a menudo con trabajadores descontentos o problemáticos que laboran en el edificio.
Manejo negligente de activos de las instalaciones, tales como áreas comunes o instalaciones eléctricas.
Extravío de activos, como mobiliario o documentos administrativos.
En cualquiera de estos casos, el consorcio tiene herramientas para determinar responsabilidades y tomar los correctivos necesarios, además de evitar futuras pérdidas por las mismas razones.