El gran desarrollo del transporte marítimo comercial en todo el mundo ha traído consigo que las infraestructuras portuarias hayan mejorado y aumentado su tamaño considerablemente, para poder atender a este creciente tráfico.
Pero este aumento del tráfico y la actividad febril que se produce en los puertos más importantes tienen como consecuencia que la mejora de las medidas de seguridad para proteger tanto a trabajadores como a las cargas y a los buques, además de preservar el medio ambiente, sean algo vital.
Por ello, se ha desarrollado una amplia normativa y numerosas recomendaciones para ordenar y controlar todo lo que tiene que ver con el tráfico marítimo portuario: tanto las operaciones que se producen en tierra, como las operaciones en el buque, pasando por marcar unas medidas de seguridad muy exigentes, y un protocolo de trabajo con mercancías peligrosas estricto.
Todo esto para proteger los intereses económicos de buques y puertos, y, sobre todo, para proteger a las personas.
Además del estricto cumplimiento de todas las normativas, la instalación de determinados elementos en el puerto pueden ayudarnos a aumentar más aún si cabe la seguridad portuaria.